Diario de Valladolid

La jueza del caso Esther López: “No existe un relato fáctico de cómo ocurrieron los hechos, sólo indicios y sospechas que obligan a seguir investigando”

La titular del Juzgado Número 5 de Valladolid señala en el auto que rechaza las medidas que pide el letrado de la familia de la joven que Oscar S. no puede interferir en las diligencias, ni siquiera acceder a la nube de su teléfono y que ha colaborado con los agentes y el juzgado”

Llegada de Óscar a los juzgados del Volvo con los cristales tintado, en le que se observa al prima increpándole. ICAL.

Llegada de Óscar a los juzgados del Volvo con los cristales tintado, en le que se observa al prima increpándole. ICAL.

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A. R. / VALLADOLID
Valladolid

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La jueza del Número 5 de Valladolid, encargada de la instrucción el caso Esther López no tiene dudas de la fragilidad que evidencia la investigación desarrolla desde que hace tres meses y medio desapareciese la la joven de 35 años que luego fue encontrada muerta en una cuneta a las puertas de Traspinedo por un rastreador particular tras el fiasco de 23 días del espectacular operativo de búsqueda. La jueza interpreta que en los 700 folios del sumario sólo se recogen “sospechas” e “indicios” , pero no un “relato” de lo que le ocurrió a Esther la madrugada del 13 de enero y que concluyó con su cuerpo tirado durante tres semanas en una cuneta a 600 metros del lugar en el que el principal sospechoso policial aseguró haberla dejando con vida. La instructora además pone de relieve la actitud colaboradora en todo momento del que desde hace tres semanas es el principal sospechoso y sobre el que el entorno familiar y de amigos de Esther López han colocado una diana social, incluso empapelando con el rostro de la fallecida el escaparate de la agencia de viajes en la que trabaja en Valladolid.

La magistrada, en la diligencia, en la que rechaza las graves medidas cautelares solicitadas por la acusación particular es contundente en los tres argumentos que esgrime en sus razonamientos de derecho . “En primer lugar”, dice el escrito remitido a primera hora de esta tarde por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, “no existe un relato de cómo sucedieron los hechos, lo que existe son indicios o sospechas que obligan a seguir investigando la desaparición y muerte violenta de Eshter López de la Rosa”.

La jueza añade, tras los apenas 45 minutos que duró el interrogatorio sobre Oscar S., “el investigado no puede interferir en las diligencias de la investigación que se están practicando por la Guardia Civil, ni tiene acceso a la nube de su teléfono, en la actualidad intervenido y en poder de los agentes”.

Concluye la magistrada, incidiendo en la ausencia de un relato que explique lo ocurrido, que “las sospechas que pueden recaer sobre el investigado no son suficientes para adoptar unas medidas tan gravosas, ya que como se ha expuesto ni siquiera existe en la causa un relato fáctico de lo que pudo suceder”. Así despacha los 54 folios que conforman el informe policial preliminar elaborado por los agentes al cargo del caso y que son el corazón de la parte del sumario desclasificado y que ya se conoce. Sólo están bajo secreto del sumario 18 acontecimientos de los 600 que integran la pieza judicial de la desaparición y muerte de Esther López. Aunque a la vista de la decisión del a juez está claro que nada de lo que todavía se desconoce ofrece una prueba irrefutables que incriminen a Óscar S. con la participación en la desaparición y muerte de Esther López.

El auto de la magistrada Soledad Ortega Francisco añade en favor de Oscar S. que “el investigado tiene arraigo, ha colaborado con los agentes, acudió al llamamiento policial y ha comparecido igualmente al llamamiento judicial en el día de hoy”. Oscar S. acudió a la comandancia de la Guardia Civil, cuando se requisó su coche y se inspeccionó su vivienda, para ofrecer todas las explicaciones que pidieron los agentes. Incluso l levó, de forma voluntaria, la ropa que vestía el día de la desaparición de Esther López, para que se practicaran pruebas de ADN.

Por todo esto, la magistrada, rechazó el martes la petición del letrado de la familia de Esther, Guillermo Ruiz Blay,  que pedía prisión provisional o una fianza de 60.000 euros, o en su caso que se acordara su detención por 72 horas. El caso era estigmatizar a quien el abogado, en un esperpéntico comunicado emitido el viernes con ánimo de ejercer presión social sobre la instructora, ya había apuntado como responsable del homicidio de Esther. El abogado se encontró de bruces con la Justicia. Pese a todo, todavía le quedaron ganas para empecinarse en su tesis e incluso llegar a comparar el caso de Esther López con el de Marta del Castillo.

Más leña al infierno incendiado en el que se ha convertido Traspinedo, un pueblecito a escasos 20 kilómetros de la capital vallisoletana, conocido y renombrado por los espectaculares pinchos de lechazo que se sirven en sus asadores, repletos de foráneos los fines de semana. Traspinedo quiere recuperar el sosiego, según reconocen sus vecinos, pero declaraciones como la del letrado de la familia de Esther López sólo contribuyen a azuzar las llamas de la división y el enfrentamiento, cuando la única llama que debe lucir en Traspinedo es la de las hogueras de sarmiento en sus asadores y la de la verdad de lo que pasó aquella fatídica madrugada del 13 de enero.

A Óscar únicamente le acorrala el registro de la actividad del teléfono de Esther, que aquella madrugada tuvo actividad en torno al chalé del sospechoso en la urbanización El Romeral, en Traspinedo, a orillas de la Nacional 122, a trescientos metros del bar La Maña , donde asegura haber dejado a la chica “porque quería seguir de fiesta”. Los análisis toxicológicos registraron gran cantidad de alcohol, cocaína y hachís en el cuerpo de la fallecida.

Óscar no ha sabido explicar por qué el teléfono de Esther pivotó en torno a su vivienda, aunque en algunos casos en un diámetro que abarca en torno a cuatro kilómetros cuadrados. Algo que, a interpretación de un experto instructor judicial en algunos de los casos criminales más sonados de los últimos años, “es normal si es verdad que no estuvo con ella (Esther). Si tuviera explicaciones sobre el motivo de la cercanía con él del teléfono de Esther es que sabría que le ocurrió esa noche. Es un razonamiento simple”, explica a este periódico esa fuente, enormemente versada en complejas investigaciones.

De igual manera no se entiende que si Oscar, como defienden los agentes a cargo de la investigación, se afanó en borrar el rastro en su móvil de dos viajes, utilizando el modo avión en uno de los casos y dejándolo en casa en otro, dejase el teléfono de Esther “intacto y en perfectas condiciones externas y de contenido a los pies del cadáver para que lo encontraran”. “A no ser que un tercero esté intentando incriminar a Óscar y haya dejado el gancho del teléfono para que las sospechas lleven a él”. “No es descabellado”, añade, “pero supondría mucha frialdad en esa forma de actuar”.

Tampoco están claras las causas de la muerte. La consecuencia fue un shock hipovolémico, unido a una serie de lesiones internas que presentaba el cuerpo en la cadera, tronco y cabeza”. Esas lesiones, los forenses las achacan a un atropello leve al aparecer el cuerpo en la cuneta, en la curva del kilómetro 0,800 de la vía que lleva a Traspinedo. Pero los 20 folios de informe forense no recogen ni una evidencia del atropello. Es más, c onfirman que no hay restos en la ropa de la chica del contacto con algún coche, pese a que el abrigo que llevaba puesto presentaba “tres desgarros”.

¿Qué le pasó a Esther López? La joven de Traspinedo que salió a ver un partido de fútbol con un grupo de amigos y jamás regresó con vida a casa. La jueza lo deja claro y meridiano: tres meses después y tras una intensa investigación y una búsqueda que pasará a los anales de las chapuzas policiales, no existen pruebas claras y contundentes con las que construir un “relato fáctico”, como dice la titular del juzgado. Hay que seguir investigando.

Mientras, el dolor y el sufrimiento de una familia se agudiza por no saber qué le ocurrió a la chica de 35 años. Un dolor que no se va a diluir con a construcción forzosa de un culpable a falta de pruebas irrefutables que rebelen la verdad.

 

 

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